Cuando la violencia y la maldad son las protagonistas

BERLÍN (apro).- “En ese trabajo no hay compasión. Nada de compasión. No es tu familia, es una persona que no conoces, tú no sientes, ¿por qué vas a tenerle compasión? No tienes por qué. Y la recompensa era el dinero. De 50 a 60 mil pesos sólo por una persona”, dice el sicario en primer plano mirando de frente al espectador.

Segundos antes, otro sicario, quien aún no llega a la mayoría de edad, confiesa:



Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí