Las pasiones de Sergio Hernández, en Casa Lamm

Judith Amador Tello y Armando Ponce

CIUDAD DE MEXICO (proceso).- ¡Plata o plomo! No se necesita mucho para entender la disyuntiva entre la vida y la muerte en esa velada amenaza. El plomo se asocia con la muerte: Lo llenaron de plomo, lo plomearon, le dieron de plomazos. Sin embargo el pintor Sergio Hernández (Huajuapan de León, Oaxaca, 1957) reinterpretó el concepto con una pasión que lo llevó a la intoxicación física, casi al punto de la enfermedad, para aproximarlo a la vida, a la creación y a la búsqueda de nuevas expresiones artísticas.



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