“Trainspotting 2: La vida en el abismo”: Un buen epílogo

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Lo primero que evoca la secuela de Trainspoting (1996) es nostalgia por aquellos personajes que nos hicieron vibrar y nos escandalizaron gracias a sus impulsos autodestructivos, hace 20 años.

Pero la nostalgia sólo dura los primeros minutos, después los personajes vuelven a ganarnos gracias a la esencia que los caracteriza, aunque habrá que añadir un dejo de tristeza en este reencuentro. Y es que los años no han pasado en balde, y todos, sin excepción, siguen con varios demonios con los cuales deberán seguir lidiando.



Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí