Ciudad de México (apro).- El doble asesinato de Ximena Guzmán y José Muñoz Vega, colaboradores cercanos de la jefa de Gobierno Clara Brugada, ocurrió en pleno día, frente a una estación del Metro, entre padres que llevaban a sus hijos a la escuela y vendedores que apenas abrían sus puestos, en una capital donde la violencia está normalizada: “Son cosas de la vida”.
A pocos metros de la entrada a la estación Xola, del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, dos patrullas montan guardias para custodiar varios montones de cristales rotos tirados sobre el asfalto, junto a una mancha color escarlata extendida justo frente al acceso de un bajo puente.
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