Ni perdón ni olvido

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Cuando un presidente pide perdón es para despedirse, no es para disculparse de una falta ética o de conducta, sino porque cometió un error tan grave que no puede seguir manteniéndose en su puesto.

De ahí que en realidad al pedir perdón, Enrique Peña Nieto no fue sincero, pues esta declaración sólo es para aparentar arrepentimiento y forma parte de una estrategia de reparación de daños del PRI rumbo a las elecciones de los próximos dos años.



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