ANULEMOS A DANIEL BISOGNO

MÉXICO, DF, 12 de junio (apro).- El término de un periodo electoral se asemeja a esa sensación de desconcierto que entume nuestro rostro después de haber dormido de más. Estamos aturdidos, abotagados, escasos de lucidez.

Escuchamos a analistas electorales celebrar alguna tendencia, que hubo voto de castigo sostenido, que la participación rebasó las expectativas, que la democracia mexicana se consolida. Otros nos dicen lo contrario, que urge modificar las reglas actuales, que el sistema partidista está agotado, que la victoria del régimen es decepcionante.



Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí