Patricia Mayorga
Chihuahua, Chih., 12 de agosto (apro).- La infancia de Sandra y Elena (nombres ficticios) no fue como la de cualquier niño de una familia promedio. Ambas crecieron bajo una férrea disciplina religiosa, con severas limitaciones para jugar y vestir y, más aún, en medio de violencia intrafamiliar y abuso sexual.
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí