El lenguaje de la corrupción

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Una voz engolada con entonación impecable, en cualquier caso, firme y plena de solemnidad (a veces educada con esmero, otras colocada a base de repetición o, por lo menos, habilitada para leer con fluidez una pantalla ajustada a un ritmo interior) está lista para dirigirse a todos los públicos y pronunciar frases útiles para la ocasión.

“Llegaremos hasta las últimas consecuencias”, es formulación retórica persistente, promesa vana de investigación y justicia, encubridora de la verdad de las más diversas lacras sobre las que todos conocen responsables, pero nadie quiere acreditar.



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