MÉXICO, D.F., 29 de octubre (proceso).- La medalla de plata que ganó la selección femenil de básquetbol en los Juegos Panamericanos de Guadalajara es la más meritoria de las que acaparó la delegación mexicana, porque sus integrantes, salidas del retiro o en el mejor de los casos jugadoras en ligas estudiantiles, entrenaron juntas solo seis días. No contaron con respaldo económico, tuvieron que costearse los traslados y dejaron sus trabajos y escuelas para poder participar.
“Ya nos miraron. Queremos que el reconocimiento no sea momentáneo. Y que nadie se quiera poner la medallita que es resultado del esfuerzo de quienes jugamos. La gente se volcó con nosotras. México mereció ese triunfo. ¿Y luego qué” Viene la foto y todos te aplauden, pero eso pasa. Es muy triste. Te quedas con lo sentimental porque no hay futuro para quienes nos retiramos ni para las que se quedan”, lamenta la capitana del equipo, Erika La Cucha Gómez.
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