CHILPANCINGO, Gro., 30 de septiembre (apro).- El movimiento magisterial en Acapulco, que desencadenó el cierre de cientos de planteles escolares en protesta por la ola de inseguridad, evidenció cómo se ha generalizado en la entidad la práctica de la extorsión, en que los delincuentes aprovechan el terror y la psicosis de los ciudadanos ante la ausencia efectiva de la autoridad.
Precisamente este flagelo detonó el conflicto magisterial en Acapulco, donde profesores de nivel básico decidieron suspender labores en la zona conurbada del puerto desde el 25 de agosto, luego de recibir anónimos en los planteles en los que un presunto grupo criminal les exige la entrega del 50% de su salario a manera de “pago de cuota”.
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