CIUDAD DE MEXICO (apro).- ¿Existe algún “hilo conductor” entre los casos de la profesora Elba Esther Gordillo, los sobornos de Odebrecht y el caso del exgobernador priista Javier Duarte? Diferentes en sus detalles, similares por ser expedientes de presuntos actos de corrupción, los tres forman parte de una historia que nos remite al 2012. Una historia de votos, sobornos y financiamiento ilegal.
Específicamente, los tres constituyen pistas que conducen al dinero debajo de la mesa, a los apoyos corporativos y a los pactos secretos que se articularon para llevar a Enrique Peña Nieto a la Presidencia de la República. No son los únicos, por supuesto. Ahí están otros exgobernadores que invirtieron en el proyecto Peña Nieto, otros contratistas que pagaron sobornos, otros líderes sindicales que operaron para el retorno del PRI a la Presidencia, pero estos son los tres que documentan un fracaso deliberado de la PGR en los tiempos peñistas.
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