MÉXICO, D.F., 18 de julio (apro).- Quien quiera mejorar en ajedrez tiene que estudiar. Hay muchas razones para ello, pero una primera razón es que no existe juego que tenga este antecedente de las partidas antes jugadas. Podemos ver así qué hicieron los maestros del pasado y hallar en su ingenio jugadas que hoy en día diríamos incluso que son rutinarias.
Pongamos, por ejemplo, una famosa partida de Emanuel Lasker, la que jugó contra Johann Hermann Bauer en 1889, en Amsterdam. Lasker produjo una combinación que no pasó desapercibida (empezando en la jugada 15 del blanco):
Adquiere una fotografía para ilustrar esta nota aquí