MÉXICO, D.F., 29 de enero (apro).- Ahora que el gobierno de Enrique Peña Nieto pretender dar la impresión de que ya logró controlar la situación en Michoacán con la legalización de los grupos de autodefensa ciudadana, existe otra parte del problema que ha sido evadida por las profundas complicaciones que tiene. Se trata de los vínculos de la clase política michoacana con las bandas del crimen organizado.
A lo largo de los últimos años ha habido muestras y denuncias de la vinculación de personajes políticos del PRI, PAN y PRD con la Familia Michoacana y los Caballeros Templarios. Ninguna de estas acusaciones ha sido atendida. Cabe recordar ahora cuatro casos recientes y emblemáticos.
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