MÉXICO, D.F., 29 de agosto (apro-cimac).- La tarde del pasado 10 de julio, una camioneta se paró frente a la casa de Rosalinda, en Nuevo Laredo, Tamaulipas. Del vehículo bajó su hija de 15 años de edad.
La joven estaba descalza, con la blusa rota, el cabello alborotado y el rostro devastado por un asfixiante sol y abrumada por el calor del desierto.
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