CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Dicen en el PRI que el enemigo a vencer para las elecciones en el 2018 es Andrés Manuel López Obrador, aunque en realidad su verdadero adversario es la corrupción, un mal endémico para el cual no tienen vacuna que los proteja porque forma parte de su estructura, de sus usos y costumbres, es el piso sobre el cual han basado su propia existencia.
Desde la presidencia de José López Portillo el país no había sufrido una administración tan corrupta como la de Enrique Peña Nieto. Esa corrupción es la que habrá de marcar su paso por Los Pinos y será la causa principal por la que el PRI perderá la elección en el 2018, a pesar de los miles de millones de pesos que seguramente gastarán para tratar de limpiar su imagen con un candidato “simpatizante”.
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