PRESUNTA CÓMPLICE

MÉXICO, DF, 18 de julio (apro).- A través de la única ventana de su cuarto, el cielo parece una hoja de papel delante de una lámpara. La llovizna reincide, molesta. Hace cinco días que Mariel no duerme profundamente. Está sentada sobre su cama, sosteniéndose la cabeza con los brazos; el televisor en la sala, transmite sus declaraciones y las imágenes de sus amigos abrazándola. Ya está libre tras permanecer siete días detenida.
“””Yo nunca he matado ni una araña porque no me gusta cómo truena”””dice Mariel, y se ríe de su propia ocurrencia.


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