Proceso: el canon heredado

Ciudad de México (Proceso).– Proceso no es una consigna, ni el cabezal de una revista, tampoco una leyenda extraviada, mucho menos un capítulo cerrado. Proceso es, sobre todas las cosas, un conjunto de voces que se han acompañado en el tiempo en forma de bucle.

La novela Los Periodistas de Vicente Leñero abre en su primera página con la voz de un canon compartido:

Espionaje militar: López Obrador sabe que sí sabe

Andrés Manuel López Obrador no sabe si Alejandro Encinas fue espiado. Miente. Niega también que la Secretaría de la Defensa Nacional esté detrás del espionaje. Miente otra vez. Afirma que es irrelevante la evidencia que confirmaría la infección del programa Pegasus sobre el dispositivo del subsecretario de Derechos Humanos. Una vez más falta a la verdad.

El análisis del Citizen Lab de la Universidad de Toronto confirmó esta información en marzo de este año. No existe en el mundo una instancia con mejor reputación y rigor a la hora de diagnosticar una infección con esa tecnología desarrollada en Israel.

La verdadera política migratoria: ¡Vete al infierno!

Ciudad de México (Proceso).– Les ordenaron desnudarse y depositar sus ropas dentro de unas tinajas con gasolina y formol. Cincuenta hombres obedecieron a los custodios de la prisión de El Paso, Texas. Hace poco más de un siglo había obsesión con el tifus y por eso debían eliminarse todos los piojos que los presos mexicanos llevaban, supuestamente, a los Estados Unidos.

Aquella otra tragedia ocurrió en marzo de 1916. Según el alcalde de la ciudad, Thomas Lea, un fósforo encendido por uno de los guardias bastó para que, en instantes, una inmensa llama nacida en las tinajas devorara aquel edificio.

El Ejército no tiene compromiso con la verdad

Ciudad de México (Proceso).– Es una constante grave la falta de compromiso con la verdad de las Fuerzas Armadas. No sólo se trata de unas cuantas manzanas podridas que, entre sus filas, se han dejado corromper, o bien, que han incurrido en violaciones abominables de derechos humanos.

El problema más serio es la mecánica de encubrimiento que se ordena, cada vez, desde la más alta investidura. ¿En qué se parecen los casos de Tlatlaya y Ayotzinapa? En que ambos repiten un esfuerzo político descomunal para ocultar las desapariciones y la masacre.

Militarismo: la desmemoria del origen de la violencia

¿Dónde comenzó la aceptación? ¿O sería más pertinente nombrarla resignación? ¿Cuándo sucedió que prefirieron al soldado armado pisando las calles? ¿Cuándo terminó por parecer normal que los militares fueran el último recurso para conseguir la paz entre las personas que habitamos este país? ¿De qué manera ocurrió que decidimos abrazar la cultura autoritaria que coloca al gobierno militar sobre los asuntos civiles?

Es incontrovertible: nuestra alma se militarizó y la inmensa mayoría quiere a las Fuerzas Armadas a cargo. Si nos asaltan en el transporte público, si el narcomenudista visita la escuela de las hijas, si la empresa criminal extorsiona nuestro negocio, si nos roban en la casa, si sufrimos un secuestro, si sucede la tragedia de un homicidio, queremos –de manera abrumadora– que sean los soldados quienes nos defiendan en primera instancia.

A dos años del relevo presidencial

Hoy Morena cuenta con una preferencia electoral muy superior a la que Andrés Manuel López Obrador tenía en la misma fecha hace seis años. Mientras en julio de 2016 el mandatario rondaba apenas 20% de la intención de voto (Oraculus.mx), hoy las preferencias presidenciales del partido en el poder se acercan a 51%.

(Los datos estadísticos utilizados para este texto provienen de la serie de encuestas levantadas mes a mes por el periódico El Financiero).

Problema que se soslaya … vuela por los aires

Ciudad de México (Proceso).– “Cuando un problema se soslaya, estalla”, advirtió el presidente Andrés Manuel López Obrador el miércoles 4 de mayo, día en que presentó el Acuerdo Contra la Inflación y la Carestía.

Refiriéndose a la situación inflacionaria que experimenta el país, precisó: “…no se puede, como los avestruces, que son muy inteligentes, pero que meten la cabeza debajo de la tierra.”

Daniel Chávez Morán, supervisor de la destrucción neoliberal del patrimonio maya

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Quieren hacernos creer que, igual que el colesterol, hay neoliberalismo malo y también del bueno. Mientras el primero lo representan quienes no colaboran con la autonombrada Cuarta Transformación, el neoliberalismo bueno es cómplice y entusiasta aliado del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador.

En un formidable libro publicado hace unos años, El Pueblo sin atributos: la secreta revolución del neoliberalismo, la filósofa Wendy Brown define al neoliberalismo con criterios menos arbitrarios. Refiere a una ideología interesada solamente por los atributos económicos de la persona, que desprecia cualquier otra seña de su identidad: cultura, historia, espiritualidad, arte, valores, ideas, entre otras características que, no obstante, también forman parte de la complejidad del ser humano.