CIUDAD DE MÉXICO (proceso).- Me hubiera gustado ser asistente de investigación de Hugo López-Gatell cuando estudió en la Universidad Johns Hopkins. Hubiera sido un privilegio escuchar sus cátedras epidemiológicas, presentadas con la claridad y el carisma que lo caracterizan. Hubiera sido un placer aprender del que fuera un investigador bien formado, autor de numerosos estudios publicados en revistas especializadas a nivel internacional. Un profesional de primera, abocado al método científico riguroso y a la presentación de la verdad sin cortapisas, sin sesgos ideológicos o imperativos políticos. Seguramente López-Gatell alguna vez fue así, parecido al doctor Anthony Fauci –asesor del gobierno estadunidense en temas de coronavirus– al que admira, pero cuyo comportamiento no logra emular.