Los costos de administrar el caos

 

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En 2006, ante las dudas sobre los resultados de la elección presidencial, la revista Proceso intentó un ejercicio periodístico de transparencia para que la sociedad mexicana pudiera conocer qué pasó más allá de lo dicho por las autoridades electorales que le dieron el triunfo a Felipe Calderón a costa del ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, y a pesar de la interferencia del entonces presidente Vicente Fox y de la cúpula empresarial.

Revista Proceso y el hablar franco al poder

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Hablar de la parresía es volver a la palabra indomable ante el poder, a la indicativa del pensamiento sin rodeos, a la verdad que se ama asumiendo el riesgo. Es ella la parresía, dice Foucault, como el “beso mesurado” de la madre que se posa sobre la frente del infante, y que sella “la verdad del sentimiento que se experimenta”. Divido en tres este texto sobre la parresía: palabra tensa como la del arco.

I

Disputa de la palabra

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- No hay hecho político que más irrite a las derechas moderadas o extremas que las cotidianas conferencias de prensa del presidente de la República, las denominadas mañaneras.

Una de las características de la situación actual es que se está disputando la palabra. Durante décadas, el poder llenó el espacio político con su propia palabra, la pronunciada por sus voceros directamente autorizados o por aquellos que se dedicaban a reproducir, elogiar, explicar, justificar a los poderosos: todo un oficio muy bien pagado.

Un ejemplo de libertad de expresión

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Si se me ocurriera proclamar que “la transformación, soy Yo”, y partir de esta declaración le exigiera a mi familia su apoyo incondicional en todo lo que decidiera cambiar; si lo mismo hiciera entre mis círculos de amistades y también demandara el respaldo de toda la gente con la que conviviera; lo primero que sucedería es que me llamarían desubicado, quizá buscarían ayudarme, pero a la larga les dejaría de importar y me quedaría en soledad con mi soberbia para acompañarme.

 

CONTRAPLANO “El Rey León”: un frío remake

MONTERREY, N.L. (apro).- Esta nueva aventura de El Rey León (The Lion King, 2019), hecha por Disney en live action, es un prodigio de digitalización hiperrealista. Los animales de la selva realmente hablan y se expresan, perfectamente antropomorfizados.

Pero la proeza visual se desvanece frente a su carencia de emociones. La manada se comunica, pero su interacción es fría. De esta forma, el remake queda como solo un intento por rescatar la magia deslumbrante de la cinta animada homónima de 1994, que se convirtió en un clásico instantáneo. En ese tiempo, la primera película sin personajes humanos de la fábrica de sueños del Ratón Miguelito, fue considerada la mejor de la historia.

Collado, la coartada contra Peña Nieto y la “mafia del poder”

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- El caso del abogado Juan Collado recuerda al de la profesora Elba Esther Gordillo. Solo que tiene un propósito mayor. El de Gordillo fue un cobro de facturas. El de Collado, una estrategia para marcar “el cambio de régimen”.

Es un caso de grandes implicaciones que según lo señalado por la Fiscalía General de la República (FGR) en la orden de aprehensión contra Collado puede alcanzar al expresidente Enrique Peña Nieto.

“Soberanía energética”

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- La incomprensión de Manuel Bartlett sobre las nuevas dinámicas de la vida pública se ha convertido en un problema grande para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador que, señalado entre los equipos técnicos y ahora por el exsecretario de Hacienda, Carlos Urzúa, no termina de hacerse escuchar.

Político de ya muy larga trayectoria, Bartlett llegó a la titularidad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a casi 27 años desde su último cargo federal y a 20 años de haber abandonado la gubernatura de Puebla, entonces aún priista, y en tiempos previos a la alternancia del 2000.

Popularidad, Urzúa valiente y crisis temprana 

 

CIUDAD DE MÈXICO (apro).- Hay la creencia de que la popularidad es necesariamente signo de buen gobierno. Se piensa y dice en la prensa, en el café, que un gobierno es bueno porque es popular, y así, se acepta sin reparo que puede actuar a su antojo, al margen de todo, incluso para “transformar” constituciones con el fin de prolongar periodos de gobierno con desprecio del voto del pueblo.