Unidad de acción o uniformidad

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Los insistentes llamados a la unidad que Enrique Peña Nieto lanza al aire casi todos los días están cayendo en el vacío, incluidos sus persistentes espots inenarrables. Es evidente que el país requiere en este momento de un acuerdo básico frente al gobierno de Estados Unidos que abarque a todas las fuerzas e instituciones, pero ese es justamente el que no está siendo confeccionado por la Presidencia de la República.
La primera frase de cada llamado de Peña es que no se trata de algo partidista. Lo dice como si los acuerdos entre partidos fueran segregadores, pecaminosos y sucios por definición, aunque Peña es el líder de un partido y así lo mira el país entero. Es cierto que en México los tratos donde se incluye al PRI siempre terminan en la violación cuando no en la traición, pero no parece viable que en un acuerdo nacional no estén los partidos y, con ellos, el Congreso, los gobiernos y parlamentos locales, los ayuntamientos, etcétera. Así que ahora, cuando el país requiere un convenio básico frente a la política de Donald Trump, es contradictorio que el presidente mexicano hable de un entendimiento sin el concurso de los otros partidos.


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