Cuando el ajedrez es aburrido

CIUDAD DE MÉXICO (apro).–Los empates en ajedrez nunca han sido bien vistos y se supone que lo que busca la afición son esas batallas sangrientas donde se dan “hasta con la cubeta”. Y entonces, cuando ocurre un empate soso, sin lucha, los ajedrecistas son criticados por su falta de esfuerzo en el tablero. Se esgrime además que si se quiere hacer el ajedrez comercialmente más atractivo, se requieren esquemas que impidan los empates o que al menos, los minimicen, porque como están las cosas, estos empates en el ajedrez de elite “duermen a un camello” y el ajedrez entero deja de ser atractivo para todos.

Rechazo absolutamente esta idea. La naturaleza del ajedrez tiene entre sus resultados el empate. Hay además, de empates a empates y no todos son aburridos o sin lucha. Por ejemplo, consideremos una de las  primeras partidas entre los grandes maestros Ding y Radjábov. Un empate en donde los jugadores siguieron una partida que ya habían jugado, en el gambito Marshall, que además, tiene fama de ser muy agudo pero que con la teoría moderna conocida y las herramientas defensivas que poseen los jugadores hoy día, suele llevar a empates anodinos.

Migración: nada para presumir

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Conforme al acuerdo de Naciones Unidas, el 18 de diciembre de cada año se conmemora el Día Internacional del Migrante. Para nuestra región y para buena parte de la población mundial, el aniversario se recibe con esperanza y al mismo tiempo con intenso dolor. Han sido muy duros los últimos años para la vida de las personas que emigran, especialmente para aquellas que lo hacen de manera forzada y que, desafortunadamente, se cuentan por millones.

Son diversos y poderosos los factores que obligan a buscar alternativas de vida en otros países, como también son poderosos los obstáculos físicos y, especialmente, los políticos implementados por gobiernos que hacen más por frenar que por proteger los derechos fundamentales de migrantes y refugiados.

TFJA, el otro debate

Ciudad de México (Proceso).– El actual Tribunal Federal de Justicia Administrativa (TFJA) se creó en enero de 1937 como Tribunal Fiscal de la Federación y de esa fecha al día de hoy tanto su naturaleza jurídica –pasó de depender del Poder Ejecutivo a ser actualmente un organismo autónomo constitucional– como sus atribuciones, de atender únicamente asuntos de orden fiscal a tener competencia para dirimir las controversias entre la Administración Pública Federal y los particulares.

Hay en proceso una reforma a la Ley Orgánica de este órgano jurisdiccional que resulta preocupante. Veamos.

Censura e intolerancia; réplica a “La Jornada Semanal”

Ciudad de México (Proceso).– Varias veces en estas páginas he hablado de la tolerancia, una virtud menor que, sin embargo, en estos tiempos ha adquirido relevancia. Digo menor, porque la tolerancia –capacidad de “soportar”– es una forma inferior de una virtud más alta: el respeto –“dar su lugar a alguien”–. La frase de Voltaire lo define bien: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo”.

Perdido el respeto, nos queda, sin embargo, la tolerancia. Pero ¿cuál es su límite?, ¿cuándo la tolerancia se vuelve intolerable? “Decir que hay algo intolerable –pregunta Compte-Sponville– ¿demuestra siempre intolerancia? o para serlo hay que tolerar todo. Si debemos tolerar que López Obrador –cuyo “pecho no es bodega”–, despotrique contra periodistas, intelectuales, escritores, poetas, ¿por qué no tolerar también que se les censure y que incluso se les persiga, se les encarcele y se les asesine? Una tolerancia universal “sería moralmente condenable, porque olvidaría a las víctimas”. Tolerar el sufrimiento de otro o de uno mismo; tolerar la injusticia de la que uno no es víctima o de la que se es, tolerar una humillación que nos elude o que podemos dejar pasar, ya no es tolerancia, es egoísmo, indiferencia o cobardía. Podemos discutir si López Obrador tiene, como presidente de la República, derecho a expresarse de otros con la libertad de un ciudadano común. A lo que no tenemos derecho, aunque se pudiera, es a prohibírselo. Por lo mismo tampoco alguien tendría derecho, en nombre de la opiniones y descalificaciones de López Obrador, a censurar a alguien por esgrimir y publicar posiciones o juicios contrarios a él. Aceptarlo es no sólo asentir o ser cómplice de un acto despótico. Es aceptar también que mañana se persiga, se encarcele e incluso, se asesine como ya sucede con muchos periodistas. Se empieza por quitar unas líneas, por no publicar un argumento incómodo y se termina quemando libros y personas. En esos momentos la tolerancia termina y la intolerancia se convierte en virtud. Hay cosas intolerables, como las persecuciones, los asesinatos, las desapariciones, las extorsiones, que debemos denunciar y combatir. Pero también hay lo que puede tolerarse y, sin embargo, no debemos tolerar porque es despreciable y odioso, porque abre la puerta a otras desgracias.

Inteligencia Artificial para reconocer a los autores de textos

CIUDAD DE MÉXICO (apro).–Hay una teoría conspiratoria, desde hace cientos de años, sobre si William Shakespeare es el autor de las obras que supuestamente escribió. Para esto, se ha estudiado la posibilidad de que Shakespeare fuese solamente un seudónimo de alguien que no quería poner –por la razón que fuese– su nombre real. Se especula pues si William Shakespeare pudo haber escrito todas esas obras de su supuesta autoría. La pregunta es si hoy tenemos la tecnología para que nos ayude a resolver esta cuestión.

El tema cae en las maneras que los seres humanos actuamos. Por ejemplo, los grafólogos pueden –en teoría al menos– descubrir cómo son las personas con solamente analizar sus escritos a mano, su firma, entre otras cosas. Y es que los seres humanos repetimos conductas, maneras de actuar, de escribir y de hablar, lo que nos caracteriza muchas veces en diferentes ámbitos.

Los abogados de Carlsen buscan desestimar la demanda de Niemann

CIUDAD DE MÉXICO (apro).–Hace un par de meses el mundo del ajedrez se volvió popular, pero no por las partidas brillantes de algún jugador, sino porque el Campeón del Mundo, Magnus Carlsen, acusó formalmente de tramposo a un joven Gran Maestro estadounidense, Hans Niemann. Por alguna razón el mejor jugador del planeta estaba ya fastidiado con enfrentar a un ajedrecista con mala fama y entonces se negó a jugar contra el sospechoso de hacer trampas. Esto movió a todo el mundo del ajedrez, pero más aún cuando en una partida rápida, en línea, Carlsen simplemente abandonó el encuentro en la jugada 2 contra el estadounidense Niemann.

Pasaron algunas semanas y de pronto una nueva bomba cayó en el tablero escaqueado. Era ahora Niemann quien demandaba legalmente a Magnus Carlsen, a Hikaru Nakamura y al sitio Chess.com, de difamarlo porque, a decir de sus dichos, él no había hecho trampa en partidas de torneos presenciales. La demanda de Niemann es de unos 100 millones de dólares al menos. Sin embargo, Hans Niemann tiene cola que le pisen, porque ya había él aceptado que había hecho trampa en los torneos en línea.

Peligrosa Carta de Derechos de la Persona Digital

Twitter: @beltmondi

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Lo que debiera ser un código de buenas prácticas y un conjunto de derechos digitales de la población reconocidos por nuestra legislación, la Carta de Derechos de la Persona Digital del Sistema Nacional de Transparencia es una espada de Damocles y un peligro latente de regulación del ecosistema digital basado en el desconocimiento y el dogmatismo.